Evanescence.

No puedo creer lo me produce esta banda. Me genera un vacío existencial, un agujero en el medio del pecho, unas ganas de llorar, romper, cortar, matar, morder y demás cosas negativas, pero al mismo tiempo, me alivia el alma, me llena de paz, me relaja, me hace sentir que todo va a estar bien tarde o temprano.

Nunca quise.

Nunca quise tanto a nadie como vos,
por eso es que empiezo a dudar...
Si seremos hermanas que nos separaron
y nosotras sin saberlo nos volvimos a juntar...
Tu sangre es roja, la mía también,
pero no me equivoco
algo tendremos que ver.
Somos indias latinas, con guitarra eléctrica
y comunicadas a través de internet.
Para odiar hay que querer,
para destruir hay que hacer,
y estoy orgullosa de quererte romper
la cabeza contra la pared.
Y por todas esas cosas que tenemos en común
hace tiempo ya marchaste de acá.
Te cansaste de mí, yo me cansé de vos,
pero cuando nos miramos sabemos que no es verdad.
Porque tanto te quise y tanto te quiero,
siempre una marca tuya llevará mi corazón.
Disculpá si te parece raro,
pero comparto la opinión que escuché en una canción.
¡Let it be!
Si la amas déjala ser,
si la quieres déjala volar,
nunca fui tu patrona,
no quisiera cambiarte
y no quiero que pierdas tu personalidad.
Para odiar hay que querer,
para destruir hay que hacer,
y estoy orgullosa de quererte romper
la cabeza contra la pared.
Para dejar hay que beber,
para morir primero hay que nacer,
siento ganas nuevamente de tirarme a tus pies
y llevarte a mi morada otra vez.
Si lo sembrás, lo recogés.
Y si esperás vas a entender...
Cuando las cosas salen como no las espero,
la vida me hace más guerrera.

Te quiero para siempre, no nos perdamos, por favor.

Todo cambia.

A veces uno piensa que llega un momento en su adolescencia en la que está segura de haber encontrado sus verdaderos amigos, esos amigos con los que capaz vas a ir perdiendo contacto de a poco, pero siempre van a estar ahí, algunas llamadas lejanas por ocupaciones del futuro, el trabajo, el marido, los hijos, la casa... Se van a encontrar cada tanto, probablemente sea el tío o la tía de tus hijos, y vos de sus hijos. Pero a veces tenés esa inseguridad de pensar ¿Serán o todavía me falta camino para encontrarlos? Yo estoy segura de los amigos que tengo hoy, estoy segura que no quiero perder a ninguno.

Insomnio.

El cielo de esta mañana... tiene el color del ayer.
Persigue desaforada las marcas de su recuerdo
sobre mi piel...
En unos ojos perdidos, viven ojeras sin maquillar...
Y en este roto destino, mi alma se fue moviendo a otro lugar.
Y eso que ves... también soy yo...
El vacío que deja la noche y la desilusión.
Si esta tormenta dejó sólo tristeza,
si este silencio me aturdió la cabeza,
ya me ganó la depresión por knock out
y las noches de insomnio violentas,
me quieren matar...
Estoy buscando y está todo perdido,
soy una huella en el camino del olvido,
y en Buenos Aires se complica más...
Y no hay nada en el mundo más triste
que esta soledad...


Son las seis y media de la mañana, todo está en silencio, incluso mi cabeza. No sé qué me pasa, no sé por qué no puedo dormir. Me acuesto, cierro los ojos y por más agotada que esté, hay algo que no me deja dormir. Ni siquiera los pajaritos están cantando.
Como bien dice Chano en la canción, este silencio me está aturdiendo. Necesito descansar en paz.
No quiero seguir llorando.
Creo que esto de las redes sociales me ayuda y me complica. Por ejemplo: Este blog lo uso como diario íntimo, mentira, no tanto, pero si publico cosas como éstas, al menos tengo el consuelo (estúpido) de que nadie entra, por ende, no hago tan públicos mis sentimientos, pero igual...
No sé, que entrada más estúpida.
Debería estar durmiendo, debería, debería, debería.
Pero no puedo, ¡me odio!¡lo odio!¡odio! sólo tengo odio en mi interior, tengo ganas de gritar hasta quedarme sin voz, una horrible presión en el pecho que solo me provoca infinitas ganas de llorar. Sólo quiero estar abrazada a un osito, tapada, en paz.
Y no sé por qué, estoy en blanco, vacía, en cero.
Mi cabeza no me dice nada, mi corazón mucho menos, ni siquiera mi alma parece estar presente hoy.


Es tan ridícula mi desolación.

¿Cómo se puede?

Si esta locura nos hizo comprender,
que la alegría no supo consolar,
dejá que lloren tus ojos corazón,
que tu tristeza es el Sol de mi ciudad.
Y esta violencia, regalo de mi papá...
Me está doliendo mucho, cada día más.

A veces no te entiendo, no sé cómo hacés, cómo tenés esa facilidad de hacerme sonreír y de hacerme llorar desconsoladamente. No puedo explicarte la manera en la que me duele el alma cuando te portás así, se supone que deberías cuidarme y quererme. A veces dudo si realmente me querés, si te significo algo o si simplemente soy un esperma que funcionó.
A veces me hacés tanto mal.